AHORA EMPIEZA A SER AYER
Ahora que el curso se acaba, que entramos en una nueva normalidad que desconocemos, ahora que hemos recibido las notas y ya no madrugamos pegados al Teams y a las tareas, solo nos queda ultimar el papeleo e iniciar las vacaciones.
En este ahora, en estas vacaciones, no podremos recordar la falla de Maristas, la excursión de fin de curso, la graduación de 4º de ESO, las cucañas de San Marcelino ni, lamentablemente, la cena en el patio con bailes y esa hoguera de San Juan con las camisetas mojadas y todos gritando el “¡Bombero, tacaño, el agua no hace daño!”
Pero sí habrá alternativa, como la hubo para muchas de las otras cosas. El virus
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nos metió en casa, pero no cerró nuestras posibilidades de seguir aprendiendo,
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nos puso tristes ante las cifras de fallecidos, pero no acabó con nuestra esperanza y aguantamos, conteniendo las lágrimas y con un nudo de rabia en la garganta, aplaudiendo a nuestros sanitarios y cantando “Resistiré”
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nos impidió pasear, pero seguimos haciendo deporte en la terraza o el salón,
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nos impidió ir a misa, pero seguimos rezando cada mañana ante un Dios que nos acompañaba y nos decía “Estoy con vosotros”.
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nos impidió ir al cine, pero seguimos viendo películas juntos, con manta y palomitas
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nos impidió vernos en vivo, pero seguimos saludando a través de pantallas y teléfonos
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nos impidió abrazarnos, pero no querernos.